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Debes dejar de hacer esto para perder peso para siempre.

Actualizado: 7 may

Las estadísticas son abrumadoras. El mundo es cada vez más gordo. La comodidad por la que hemos trabajado como sociedad durante décadas es responsable de un mundo que se mueve cada vez menos, come cada vez más y sufre cada día las consecuencias de un cuerpo no muy sano.

Como resultado de estos problemas, han nacido muchas industrias que buscan ser la solución. Cadenas de gimnasios que parecen abrir en cada esquina. Dietas que prometen hacerte perder peso cada vez más rápido. Suplementos con la misión de “facilitar” un proceso que, en ocasiones, puede llegar a ser bastante desafiante. Pero como todas las industrias, las soluciones para perder peso buscan ganar dinero.


Nadie pondría un gimnasio si no fuera rentable. Nadie sacaría al mercado una línea de suplementos si las ganancias generadas no fueran mayor que la inversión. Ninguna persona mentiría si no viera cómo la gente compra más cuando promete resultados “milagro”.


El problema de esta parte de la industria es que ha creado una mentalidad inadecuada en la gente que busca perder peso para el resto de su vida. Porque si lo analizas a fondo, no existe en realidad un problema para perder peso. El problema emana de la incapacidad para no volver a subir más adelante. Dietas restrictivas, entrenamiento inadecuado y suplementos innecesarios dan como resultado este bajar y subir constante de peso y una adaptación metabólica que complica cada vez más el poder perder este peso para siempre.


El gran desafío que tenemos en Wellness PF no es hacer perder peso a la gente, sino hacerles cambiar su mentalidad con respecto a cómo afrontan este problema. Porque de querer perder peso para siempre, la gente debe comenzar a ver las soluciones más a largo plazo. Es decir, deben olvidarse de la boda que tienen en un mes y la idea de perder 5 kilogramos en 3 semanas, y deben cambiarlo por cómo pueden crear las bases para que, una vez que hayan perdido ese peso, nunca más lo vuelvan a subir.


En este artículo, quiero ilustrar el cambio de mentalidad que deben de tener con respecto a su alimentación y a su entrenamiento si es que buscan perder peso, y más importante aún, no volver a subir más adelante.


Alimentación


Se ha vuelto tan común el comer comida chatarra que, en el momento en que alguien come algo distinto, la sociedad automáticamente asume que “está a dieta”. Si ordenamos el salmón a la plancha con arroz y verduras a un lado en lugar de la hamburguesa con papas fritas, parece ser que le fallamos al resto de la mesa. Parece ser que, si no le hacemos caso a nuestros instintos más básicos y ordenamos lo más gordo del menú, el resto de la mesa se siente ofendida por nuestras decisiones en la vida.


En qué momento convertimos el cuidarnos y buscar tener una mejor salud y una mejor calidad de vida en algo extraordinario. En qué momento se volvió la norma el siempre elegir aquellos alimentos que nos dan cierto placer temporal, pero que en el largo plazo, las consecuencias simplemente no valen la pena.


No se trata de dejar de comer estos alimentos el resto de tu vida. La gente que me conoce sabe muy bien que, una hamburguesa o un sandwich cubano, son reglamentarios en cada visita al Cheesecake Factory. Pero cuando la decisión de ordenar estos alimentos se convierte en la norma en lugar de un gusto que te das de vez en cuando, cuando cada comida se convierte en una forma de cambiar tu estado emocional en lugar de una forma de nutrirlo y prosperar, cuando tus decisiones son solo basadas en el sabor y el placer que dicho alimento ocasionará, es cuando llegan los problemas. Y ese, es el primer cambio de mentalidad que debes generar: puedes comer lo que sea, pero no todo el tiempo


Al final, los resultados físicos y de salud se darán con lo que haces la mayor parte del tiempo. Está bien comer esos alimentos que disfrutas y son “malos”, pero el objetivo es encontrar ese balance donde comes bien la mayor parte del tiempo y te das esos gustos de vez en cuando.


El segundo cambio de mentalidad que debes generar en torno a la alimentación es el siguiente: las dietas deben morir. Hasta que tu dieta no se convierta en la forma en la que comes todos los días, hasta que dejes de ver tu alimentación como dos entes independientes donde uno de ellos solo sale a la luz cuando necesitas entrar en ese vestido, nunca lograrás mantener resultados en el largo plazo.


Los resultados que obtienes en cualquier área de tu vida son determinados por las decisiones y los hábitos creados en consecuencia. Al hacer una dieta, muchos de los hábitos y rutinas programadas que tenías tuvieron que haber cambiado para que pudieras perder peso. Quizá dejaste de comprarte esas Sabritas en la oficina, o quizá, comenzaste a ir al gimnasio. Algo tuvo que haber cambiado para que los resultados fueran otros. Es de locos pensar que puedes hacer exactamente lo mismo y tener resultados distintos, o al menos, eso creería Einstein.


Por lo tanto, ¿qué crees que ocurra cuando pierdas unos kilogramos y regreses a los hábitos y a las decisiones que ocasionaron el problema en primer lugar?


Para tener éxito en esta búsqueda, para perder peso y no volver a subir nunca más, debes olvidarte de las dietas por completo, y cuando alguien te pregunte si estás a dieta al pedir esa ensalada o ese salmón a la plancha, simplemente contestar: no, así es como como.


Entrenamiento


—¿Perder peso? ¡Muy sencillo! Solo come menos y muévete más.


Este quizá, es el peor consejo que existe para la pérdida de peso. Con el afán de simplificar el proceso, la industria Fitness nos ha hecho creer que, si no logramos perder peso, es porque estamos comiendo mucho y no nos movemos lo suficiente. Pero cuando tratas con personas que no pueden perder peso y hacen horas de cardio diariamente y comen menos de 1,500 calorías, te das cuenta de que la pérdida de peso es un poco más compleja que comer menos, moverse más.


Como resultado de ese mal consejo, el ejercicio se ha convertido solo en una forma de movernos más, de solo quemar calorías. Y al enfocarnos solo en eso, perdemos de vista todos los beneficios que, en mi opinión, son mucho más importantes que el quemar calorías de forma mecánica.


Es importante explicar brevemente por qué no bajas de peso a pesar de hacer horas de cardio, y en algunos casos, comer pocas calorías. Para ello, debo irme brevemente a Tanzania con los Hadza, una comunidad de cazadores-recolectores modernos que viven actualmente como lo hacíamos los seres humanos hace millones de años.


Al ser de las pocas tribus con este estilo de vida, antropólogos de todo el mundo aman hacer estudios con ellos para poder entender algunos de los procesos del organismo que se dieron como resultado de la evolución.


Al tener que cazar para poder comer cada día, los Hadza deben moverse, y deben moverse mucho. De acuerdo a Herman Pontzer, autor del estudio, los Hadza dan en promedio 16,000 pasos mientras que, el estadounidense promedio, de entre 3,000 y 5,000 pasos al día. Al ver esta diferencia, dedujeron que los Hadza tendrían que estar quemando cientos de calorías más que el estadounidense promedio, pero la realidad sería otra.


Utilizando una técnica llamada agua doblemente marcada, los antropólogos son capaces de medir de una forma muy exacta cuántas calorías queman las personas. Al llevar a cabo todas estas pruebas, se dieron cuenta que los Hadza queman menos calorías que el estadounidense promedio que se queda tirado en el sofá todos los días. A pesar de estar mucho más activos, el metabolismo de los Hadza se ha adaptado de tal manera que necesitan pocas calorías para sostener tanto movimiento. Y ahí está la clave: tu cuerpo se adapta para ser más eficiente.


Mientras tu crees que quemaste 900 calorías al estar más de una hora trepada en la elíptica, lo más probable es que tu cuerpo se haya adaptado de tal manera que quemaste una mínima porción de eso. Por ello, el consejo de solo moverte más no es óptimo en tu búsqueda.


Eso no significa que debes dejar de hacer ejercicio, pero a lo mejor es momento de enfocarte en el tipo de ejercicio que te dará lo que buscas realmente. Y ese, es el entrenamiento de resistencia.


Mientras el cardio le indica a tu cuerpo que debe ser más eficiente con las calorías (utilizar menos para las misma funciones), el entrenamiento de resistencia promueve el desarrollo muscular que, al ser un tejido energéticamente costoso, ocasiona que quememos más calorías sin hacer absolutamente nada. Entre más músculo tengas, más calorías podrás comer facilitando una pérdida de peso sostenible en el largo plazo.



Si solo enfocarnos en la quema de calorías es un error, ¿en qué deberíamos enfocar nuestros esfuerzos físicos? Gran pregunta… y no sé si estés del todo preparado para la respuesta. Pero al entrenar, al hacer ejercicio, enfócate en lo siguiente: MEJORAR.


Porque mejorar, finalmente, significa enfocarse en la adaptación que provocamos en nuestro organismo al estar expuestos a distintos tipos de estrés. Mejorar significa que nuestro cuerpo es capaz de realizar cosas que el día de ayer no podía.


¿Eres cada vez más fuerte? Estás mejorando y tu cuerpo se está adaptando al entrenamiento de resistencia.


¿Eres capaz de bajar más en sentadilla? Tu flexibilidad y movilidad ha mejorado y te ha dado la capacidad de moverte sin dolor.


¿Puedes correr 5 kilómetros minuto y medio más rápido que la semana pasada? Tu sistema cardiovascular está mejorando y se ha adaptado.


Cuando te enfocas en mejorar, la intención detrás de cada entrenamiento, detrás de cada ejercicio es muy distinta. Ya no vas al gimnasio a sudar, terminar adolorido o ver cuántas calorías quemaste en 30 minutos de remo. Vas al gimnasio a ver si el día de hoy eres capaz de hacer cosas que ayer no podías. A ver si puedes meterle más peso, hacer más repeticiones, realizar con mejor técnica los ejercicios. Vas a ver si estás mejorando.


Al final, tanto en la alimentación como en el entrenamiento, mejorar es lo único que podemos buscar, levantarnos después de cada caída un poco más fuertes.


En ciertos tipos de meditación, el objetivo no es dejar la mente en blanco todo el tiempo, sino regresar a tu respiración cada vez que tu mente divague. En la alimentación y el entrenamiento, el objetivo no es comer perfecto ni entrenar todos los días, sino regresar a comer mejor y a entrenar cada vez que dejes de hacerlo.

 

¿Cuál es tu objetivo?








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