1ero de enero. Haber festejado que la tierra le dio una vuelta más al sol, se salió de control. Sabías que esos shots de tequila eran un error, pero eso no te detuvo. Era una ocasión especial, y todos sabemos lo que ocurre en ocasiones especiales (todos los fines de semana).
Por ahí de las 2 de la tarde, vuelves a la vida con un dolor de cabeza, un Electrolit a la mano y el aroma de un plato de chilaquiles que la santa de tu madre tuvo la amabilidad de preparar. Después del segundo plato de chilaquiles y prometerte a ti mismo que no vuelves a shotear, regresas a tu cuarto y la ves.
¿Por qué parece ser que no avanzamos? ¿Por qué parece ser que nos estancamos en el mismo lugar?
En algún oscuro extremo de tu escritorio se encuentra “la lista”. Esta lista, hecha el día anterior, está llena de sueños, propósitos, deseos y promesas de cómo vas a ser una mejor persona.
Empezaste mal…
Te das cuenta, al mismo tiempo que te tomas tu segundo Gatorade, que en el punto número 5 escribiste, “dejar de tomar tanto”. Y así, comenzamos el año, engañándonos una vez más.
Cada 1ero de enero es lo mismo, listas que se repiten año tras año y sueños que se convierten exactamente en eso, en sueños ¿Por qué parece ser que no avanzamos? ¿Por qué parece ser que nos estancamos en el mismo lugar? Y cuando por fin logramos comenzar, es difícil mantener el compromiso con nosotros mismos abortando la misión meses después.
¿Qué hace diferentes a estas personas? ¿Será que tienen algo que los demás no?
Todos y cada uno de nosotros ha fallado en algún propósito de Año Nuevo. Por alguna razón u otra, vemos repetidos al menos 3 de los puntos casi todos los años. Para algunos será ponerse a dieta o hacer ejercicio, para algunos otros será dejar de fumar, no importa cual sea el reto, parece ser que hay propósitos que nos esquivan sin dejarnos poderlos alcanzar.
Últimamente, me he enfocado en las personas que, si consiguen sus objetivos, que año tras año, tachan todos y cada uno de los puntos anotados en esa lista. ¿Qué hace diferentes a estas personas? ¿Será que tienen algo que los demás no?
La respuesta es no, son exactamente iguales a todos los demás. Pero tienen ciertos hábitos que los separan del resto.
A continuación, voy a poner algunos que he notado llevan a cabo para cumplir sus propósitos:
1) Se juntan con gente que los impulsa
Cambiar y mejorar es difícil, si no, todos lo harían. Pero si de por si es difícil hacer este cambio con gente que te entienda, lo es aún más, cuando tienes tanta presión de la gente que no.
Siempre que intentamos realizar un cambio y mejorar, hay personas jalándonos hacia atrás. Nunca falta el “amigo” que se ofende porque no te echaste esos tacos de pastor con él o no lo acompañaste con unas cubitas. No es su culpa, simplemente no entienden el camino en el que estás y lo que buscas conseguir.
“Eres el promedio de las cinco personas con las que pasas más tiempo.”
- Jim Rohn
No solo eso, al no mejorar tú, les das la excusa a ellos de por qué no lo hacen también. En el momento en que tú mejoras, se sienten amenazados e inseguros sobre su propio desempeño buscando jalarte hacia atrás nuevamente.
Por esta razón, es importante rodearte de personas que buscan mejorar y te impulsarán a hacer lo mismo.
2) Son específicos con sus metas
El gran problema con los propósitos de Año Nuevo es que son muy generales. Es decir, la gente suele escribir cosas como “perder peso” o “empezar un negocio”. Al imponernos un reto, debemos ser lo más específicos posible poniendo ¿cuánto? ¿cómo? ¿dónde? ¿qué hábitos necesitamos desarrollar para hacerlo?
Por ejemplo, en lugar de escribir “perder peso”, debemos poner “voy a perder 10 kilogramos en 3 meses yendo al gimnasio 4 días a la semana realizando una rutina de resistencia con ejercicios cardiovasculares. Voy a comer una porción de proteína, una de carbohidratos y una de grasas en cada una de mis comidas.”
De esta manera, no dejan nada al azar. Dominan que los resultados están en sus manos y no dependen de nada externo para lograrlo.
3) Su “¿por qué?” los mantiene motivados
Aquí es donde casi todos solemos fallar. La razón por la cual haces las cosas es importantísima para mantenerte al pie del cañón. En esos momentos, cuando no tienes energía, cuando sientes que no puedes más, tu “por qué” es lo que te empujará hacia adelante, es lo que te mantendrá avanzando.
Si solo haces ejercicio para perder unos kilos, en el momento en que lo logres, lo vas a dejar. Pero ¿qué pasaría si haces ejercicio para mejorar? Este “por qué” te mantendrá motivado porque siempre se puede mejorar, siempre puedes aprender algo nuevo. Mejorar no tiene fin, y lo mejor de todo, es que consigues mayores resultados físicos al hacerlo.
Tu “por qué” sólo necesita tener sentido para ti y debe ser algo con un significado especial que te mantenga motivado.
4) Dividen sus metas en pequeños hábitos
Cuando nos imponemos un nuevo reto, solemos sentirnos abrumados por lo mucho que debemos hacer para conseguirlo. La gente que suele conseguir sus metas las divide en pequeños hábitos que, repetidos día tras día, les darán los resultados en el largo plazo.
Por ejemplo, ellos no se enfocan en perder 20 kilogramos, ya que suena abrumador y solo el hecho de comenzar parece imposible. Ellos se enfocan en comer bien HOY, en ir al gimnasio HOY. Saben que, si solo se concentran en las siguiente 24 horas y lo que deben hacer HOY, los resultados se darán.
Es lo mismo para cualquier otro objetivo, deben ver que son 3 cosas que, repetidas todos los días, les darán los resultados deseados.
5) Hacen las cosas porque deben, no porque están motivados.
Probablemente, la más difícil de todas. Simplemente, hay días donde no queremos hacer nada. Hay días donde no tenemos la energía para levantarnos de la cama e ir al gimnasio. A todos nos pasa, y se vale hacerlo de vez en cuando.
Pero cada día que perdemos ante estas emociones, retrasamos nuestros sueños, le decimos que no a las oportunidades que tenemos al frente. No hay más remedio que desarrollar la disciplina para realizar aquellas actividades porque debemos hacerlo y no porque ese día teníamos ganas.
6) Checan sus objetivos constantemente y no solo en enero
No te digo que lo dejes de hacer en enero, pero es importante que cheques constantemente donde estás parado y si estás avanzando. Nuestro entorno y el día a día, suele meternos en una rutina y, sin darnos cuenta, desviarnos de nuestros objetivos.
Al menos una vez a la semana, debes checar si estas haciendo lo necesario para alcanzar tus metas. Y si no, qué debes modificar para hacerlo.
Este chequeo semanal, te mantendrá en el camino correcto, y no llegarás a diciembre preguntándote qué fue lo que salió mal.
7) Buscan mejorar
Ellos saben que la persona que los trajo hasta este lugar, no los podrá llevar más adelante. Saben que deben mejorar si es que buscan cosas mejores. Por esta razón, siempre buscan cambiar porque saben que es la única manera en la que podrán seguir avanzando.
Cada momento, cada día, es una oportunidad para aprender algo nuevo y mejorar. Invierten mucho en ellos mismos tratando de desarrollar su potencial.
Así que, ¿qué clase de persona quieres ser?
La clase que hace las cosas cuando están “motivadas”. O como aquellas con la disciplina, que lo realizan, no porque tengan ganas, sino porque saben que lo tienen que hacer para alcanzar sus metas.
La clase que se promete una y otra vez que va a hacer algo, solo para darse cuenta 3 meses después que ni siquiera ha comenzado. O la clase de persona que crea un plan de acción y desarrolla los hábitos necesarios.
La clase de persona que sabe que no será fácil, pero que cada momento, cada sacrificio, cada día nos acercamos más a la persona que queremos ser, y al final, TODO habrá valido la pena.
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